No te rindas

Vivimos con la pena de no ser nunca comprendidos, atados con cadenas a los postes del olvido y es que todo es pasajero, hasta las personas, como los viajeros.
No tenemos lugar fijo, tierra en donde dejar crecer nuestras raíces.
La lluvia, nuestra fiel compañera, erosiona la tierra y oxida nuestras cadenas.
Tenemos un lugar en el mundo al que es difícil de llegar, pero que vale la pena esperar, tenemos el tiempo que corre hasta llegar al encuentro de dos almas paradas en el medio del desierto, que ven en sus miradas el placebo más esperado, el agua en los ojos del otro y entienden entre gota y gota que son iguales al tiempo. Son segundos y son horas que corren con el viento, que pasean de tierra en tierra hasta llegar al lo profundo del universo.
Las dos almas chocan y generan un mundo nuevo, donde los desentendidos se encuentran y los pensamientos se respiran.
No te rindas todavía, que el camino es largo y duradero, que toda piedra no te tira y que la soledad no dura para siempre.
Sigue caminando, cual viajero sin rumbo, y vive la aventura de vivir desencontrado para terminar en los brazos de un maravilloso profeta. quien te brindará la certeza de haber vivido lo inesperado.