Translate

domingo, 16 de junio de 2019

16 de Junio


Hola lectores,

En esta noche oscura de Junio me presento ante ustedes, desnuda y desamparada, un alma abierta a las tinieblas de la vida. Después de un largo tiempo sin estar presente en el Blog, gustaría de llevarlos una vez más de paseo por los pensamientos que rodean al viento y que se posan dulcemente sobre  la hiel que hace que nuestros días se aclaren con el sol de lo que será, de una posible mañana tranquila de primavera que hace que la aurora nos arrulle con su suave cantar.
De la vida nos llevamos lo que tomamos de ella, las cosas buenas, las malas, las grises y algunas que ni siquiera nos pusimos a pensar por qué las queremos cargar. Finjamos por un breve momento que si sabemos, que somos racionales, que elegimos con decisión que sostener y que no. Les quiero preguntar, ustedes están conforme con lo que eligieron? Alguna vez abrieron la mochila que acarrean y se pusieron a ver lo que eligieron y si es que realmente lo hicieron así ?
Cada tanto me pregunto si todo lo que cargo lo puedo desechar, si eso es lo que realmente me mantiene en el mismo lugar, así como el capitán de un barco de la orden de bajar el ancla para dejarse mecer por las olas. Podremos recoger el ancla que llevamos a cuestas y dejarnos navegar a la deriva?
Hace ya algún tiempo me senté en un lugar tranquilo de mi existencia, y decidí sincerarme con migo misma, abrí la mochila, extendí todo su contenido sobre las tibias nubes y re descubrí un pedazo de mi que pensé que había perdido hace mucho tiempo.
De todas las cosas que encontré, hice una lista de las que quería desechar, botar al espacio para no saber de ellas nunca más. Las nubes, las cuales cargaban todo el peso, parecían sentirse más ligeras, y pomposas.  Pensé que se veían lindas y cálidas. Las quise tocar con mis dedos, pero cada vez que me agachaba para tratar de rosar mis dedos en ellas más lejos se encontraban. Supuse que querían jugar, después de todo volvían a estar más livianas, más jóvenes, más blancas, más puras, más pomposas y juguetonas. Así que intenté otra vez, y otra y otra, pero dejó de ser divertido. Decidí sentarme a verlas, admirarlas a lo lejos, como en una especie de pintura, donde se reflejaban los colores de la alegría o eso creo que era. Con el pasar de los minutos ellas parecían desaparecer, ya no eran mis nubes, no me pertenecían.
Sentada bajo el árbol de la vida misma, traté de recordar la razón por la cual llené mi mochila y no pude recordar. Todo era oscuro y frío, así tal cual decía mi abuela que era la muerte.
El tiempo me demostró que esa mochila estaba cargada con recuerdos y ellos por más dolorosos o cálidos que fueran me hacían ser la persona que era o que fui. Me paralicé.
Llamé a las nubes con gritos ensordecedores y les imploré su ayuda. Les entregué mis lagrimas a cambio de un favor, que volvieran a cargar con el peso de lo que debía volver a cargar en la mochila.
Las nubes me miraron y con un gestó que no logré comprender del todo asintieron y tras cargar todo el peso de nuevo, comenzaron a mofarse de mi. Todavía no encuentro el por qué, pero igualmente estoy feliz de ser quien quiero ser.

...

Espero esta noche oscura, se vuelva luz y que compartan con el mundo la calidad de sus corazones como las estrellas que nos gustan observar. Reconfortemos nuestras almas con el abrazo de los que nos rodean, los que están y los que siempre estarán en nuestros recuerdos.
Esta noche, los abrazo y los lleno de besos.

1 comentario:

Estoy esperando escucharte!
Gracias por comentar. <3

Silencio

 Se le perdió una lágrima.  Se marchito una flor. Se derrumbo un muro de puro dolor. El aire sopló alto y las nubes derrumbo. Dígale al dest...